viernes, junio 10

Cómo conseguir dinero para hacer películas?



1. LEY DE CINE (COLOMBIA)
En esta época del año se ve a los jóvenes aspirantes a directores de cine, correteando de un lado para otro, organizando la papelería requerida para presentar sus embriones de películas, a alguna de las convocatorias que se abren por estos días en el país. Muchos ven los estímulos que entregan los diversos fondos —Ministerio de Cultura, Instituto de las Artes, Fondo de Desarrollo Cinematográfico, Iberescena— como la única oportunidad para sacar a flote la película soñada durante meses o incluso años, pero el estado colombiano ha creado una serie de leyes que permiten pensar la posibilidad de conseguir recursos de otras maneras diferentes y no tener solo que esperar a conseguir el billete ganador en la lotería en que se convierten, a veces, los concursos por estímulos económicos. Aquí hablaremos entonces de la posibilidad de conseguir inversiones y/o donaciones por parte de la empresa privada, a cambio de una significativa reducción de impuestos en su declaración de renta anual.

La ley 814 de 2003, más conocida como la ley del cine, fue una normativa creada para fomentar el desarrollo de la producción cinematográfica en el país, en donde se reglamenta, entre otras cosas, el fondo parafiscal administrado por el Fondo de Desarrollo Cinematográfico, la venta de acciones de una película en la bolsa de valores, beneficios tributarios para la inversión extranjera, además del retiro de algunos impuestos para los exhibidores que privilegien la producción nacional en sus salas, antes que la producción internacional. Dentro de esta serie de leyes, se destaca una que a mi juicio, puede abrir enormes posibilidades a los productores de cine colombianos, a la hora de captar nuevos financiadores para los proyectos cinematográficos, y es justamente, la reducción de impuestos para la empresa privada que decida invertir en una película, ya que por un lado, el inversionista está haciendo una apuesta en la que espera recuperar su dinero pero además ese capital invertido tiene una exención de impuestos considerable, dejando así un buen margen de utilidades en los balances anuales de la empresa.

Para ser más claros, la ley del cine ofrece benefícios tributarios a todos aquellos que hagan donaciones o inversiones en productos cinematográficos, esos descuentos se aplican a la declaración de impuestos de renta, realizada anualmente, deduciendo de su reporte el 125% del valor invertido o donado. Dicho beneficio será otorgado a aquellos que no tengan la condición de productor o co-productor de la película, y en caso de que la participación de capital sea en calidad de inversión, los derechos sobre las utilidades de la película serán de acuerdo a la proporción frente a los aportes realizados, según lo acordado entre los productores y los inversionistas. Los certificados de inversión cinematográficos podrán convertirse en títulos para ser negociados en el mercado de valores.

Para poder ser inversionista y obtener estos beneficios, se deben cumplir algunos requisitos: que el proyecto audiovisual no corresponda a la producción de cine publicitario ni a la producción de telenovelas; la película como proyecto debe ser previamente aprobada por el Ministerio de Cultura, y debe ser considerada como producción Colombiana —requisitos establecidos en los artículos 43 y 44 de la ley 397 de 1997 y Decreto 358 de Marzo 06 de 2000—; hacer la inversión exclusivamente en dinero y depositarlo en un fideicomiso constituido previamente por los productores del proyecto cinematográfico (no hay un tope máximo, ni mínimo para la inversión); y como lo habíamos enunciado, no poseer la doble condición de inversionista y productor dentro del mismo proyecto.

El inversionista podrá solicitar la constancia de sus aportes ante el Ministerio de Cultura, quienes le otorgarán un certificado de inversión, lo que constituirá para la empresa privada un título valor que podrá reflejar entre sus activos. Conserva estos títulos de valor hasta el 31 de Diciembre del año en que se hizo el aporte, el inversionista podra ser beneficiario de una deducción equivalente al 125% del valor invertido. Así aunque el valor de la inversión figure entre sus activos (contables y fiscales), al mismo tiempo, en su declaración de renta figuraria un gasto por el 125% del valor invertido. Entonces si una empresa hace un aporte de 500 millones, en su declaración de renta aparecera un gasto de 625 millones de pesos, lo que definitivamente ayudará a disminuir la base del impuesto de renta.

En caso de que la empresa privada solo esté interesada en realizar una donación, el Ministerio de Cultura expedirá un Certificado de Donación, que le servirá al aportante como un soporte para el respectivo gasto reflejado en los estados de resultados contables y por ende, en su respectiva declaración tributaria. Lo atractivo de esta donación es que no tiene límites fijos estipulados, como si lo tienen otros tipos de donaciones para otras actividades e instituciones, que provocan incluso que parte del gasto de Donación no pueda ser deducible, según lo anotado en el artículo 125 del Estatuto Tributario.

Cómo pueden ver, si se tiene la suficiente confianza en el proyecto, el ánimo y disposición adecuada, es posible entrar a convencer a la empresa privada que apoye nuestro proyecto cinematográfico. Esto significa entender que no entramos en una condición mendigante frente a la empresa privada, sino en calidad de empresarios capaces de ofrecer un negocio interesante a la otra parte. Un negocio en el que una empresa gana y hasta por partida doble, ya que se ahorra un dinero a la hora de pagar los impuestos, y además, puede ganar recursos extras si la película termina por tener una aceptable rendimiento en el mercado nacional e internacional.

Así que compañero cineasta, aparte de preparar con devoción su proyecto para la convocatoria, diseñe también su estrategia de venta, apréndase la normativa existente, prepare un buen discurso, y salga a convencer empresarios para poder cumplir su sueño y hacer su película. Nadie ha dicho que será fácil, pero lo más importante, ya no es imposible.

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